Les comento que no se me ocurre nada, no mentira, se me ocurre que mi madre puede estar pensando en muchas cosas las cuales ni se me hubieran ocurrido, pareciera que el cerebro no sirviera para nada sino para desviarse de sus objetivos impuestos por Dios. Viajo en el tiempo y en otras dimensiones sólo para darme cuenta que esto que vivimos es pura verdad (ya iba a decir mentira) y que la mentira puede transformarse en verdad si te lo propones. Es como a punta de hipocresía puedes llegar a querer a alguien incluso que a la persona que más te quiere. Y no estoy diciendo nada, no creo que soportes tanta desvarianza.
Ahora sí seamos claros como las aguas del río magdalena, y pongamos todo en minúsculas para que los demonios nos entiendan en nuestro más profundo ser. Debería confesarles que ya no tengo pena de sentir nada y que quien se burle lo galardonaré con un Emmy. O lo pondría todo el día a escuchar vallenato nueva ola para que al final escriba un libro sobre la sociedad colombiana. Y se dé cuenta que los monopolios tienen la razón, y a él sólo le queda llorar.
No es tan fácil darse cuenta de eso, para lo cual he preparado un carro que viene del futuro y lo pondré a recorrer la porquería de vida que le viene y lo peor, que no se puede cambiar ni siquiera de ropa. Se dará cuenta que decir “darse de cuenta” es sólo para los que escuchamos Wisin & Yandel como yo, y que no gana nada con usar gafas de intelectual. Sólo ganará el respeto de los barmans y las cervezas se las venderán a precio de Heineken. Tan caras que le producen náuseas. Caminará luego por lugares tan claros que el sol quema sus ojos, y envidiará a los que viven en la total oscuridad, querrá vivir en la Edad media a la edad de 16 años, y se sentirá feliz y reconfortado. Tan reconfortado como cuando lee un periódico y no entiende nada y va y le pregunta al papá y tampoco lo sabe. Estoy seguro que así será.
Y desvariando un poco más, espero sigan pegados al mismo canal, ya que si cambian les será imposible regresar.
1 comentario:
"La miseria religiosa es, por una parte, la expresión de la miseria real y, por la otra, la protesta contra la miseria real. La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, así como es el espíritu de una situación carente de espíritu. Es el opio del pueblo." La referencia al opio ha prestado a una interpretación vulgar ya que éste no es -como suele suponerse- un estupefaciente ni tampoco un alucinógeno, sino un narcótico analgésico. Este equívoco del lector contemporáneo ha derivado en una confusión frecuente respecto de la sentencia marxista. La cita completa revela el por qué de la referencia a un opiáceo: jamás pretende que la religión se considere una forma de degradación intelectual ni tampoco una mera ilusión generada por las clases dominantes (interpretación no marxista que suprimiría la idea que éste tenía de la ideología, esto es, la ilusión de universalidad dentro de cada clase), sino que la religión sea, por el contrario, el anestésico necesario de la sociedad entera frente a la alienación social y de las clases oprimidas frente a sus condiciones materiales de existencia. En Marx, la crítica de la religión no es una defensa del ateísmo, sino la crítica de la sociedad que hace necesaria a la religión. La supresión de estas condiciones y la realización plena de la comunión humana se desvincula de la condición biológica, proyectándose "al cielo" como intervención divina en una parusía futura, particularmente en el especial caso del cristianismo,3 en vez de construirse políticamente mediante la abolición de la propiedad privada y la división del trabajo. El fundamento filosófico del rechazo marxista de la religión ha estado vinculado al desarrollo del materialismo dialéctico por parte de Engels y Lenin. En cualquier caso, ha habido diversos teóricos que consideran que ser marxista y religioso es compatible. Dentro de ellos se puede señalar al irlandés James Connolly y a diversos autores dentro de la teología de la liberación como Camilo Torres y Leonardo Boff. Pero la crítica teórica hacia cualquier religión se basa en que ésta es concebida como el resultado de la producción de la superestructura de la sociedad, es decir, de la fabricación de ideas ideológicas que se hace una sociedad sobre sus propios modos de producción económicos. Así, la religión siempre es una concepción de ideas políticas que tienden a reafirmar la estructura económica existente. Los textos marxistas donde se puede encontrar información sobre la concepción marxista de la religión son: La ideología alemana de Marx y Engels, y La filosofía como arma de la revolución de Louis Althusser. Marx describe a la religión como un ente alienador, el cual le pone como meta alcanzar a Dios, situación imposible para un humano pues Dios es la esencia humana deificada, es decir: la humanidad le ha dado sus mejores características a Dios.
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