martes, 14 de abril de 2015

Los creyentes no somos interesantes

Jesús y sus apóstoles
No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa. Mateo 10:34-36 

No sé si les ha pasado lo mismo que a mí. No sé si ustedes han experimentado el rechazo debido a sus creencias religiosas, pero yo sí. No sé si es porque me gusta inmiscuir mis narices en campos en los que los creyentes no deberían estar metidos: sí, me refiero a la ciencia y a 'otro campo' que no voy a mencionar de manera explícita, yo sé que ustedes ya lo saben: el sexo. 

Definitivamente Dios y la religión no son temas que te vayan a traer muchas mujeres a tu vida, y menos si pretendes tener citas con científicas e investigadoras. Ellas, en su mayoría, no quieren un hombre creyente por varias razones: puede ser un hombre conservador que no comprende sus deseos sexuales, será ese hombre también el que la juzgue cuando se entere que estando soltera hizo alguna cosa 'sucia' y lo peor, será ese hombre el machista que cree que ellas son salidas de la costilla de Adán.

La verdad no vengo con esta entrada a buscar comprensión (o bueno sí, un poquito) sino más bien a aclarar que cada uno de nosotros, a su manera, es un mártir, tal como Jesús en sus Escrituras dijo que iban a ser sus apóstoles, cuando deciden ser cristianos a pesar de todo. Así que bueno, espero aquí quede claro que he decidido ser cristiano, y si te he de caer mal por eso, amigo o amiga científica, es mejor saberlo desde ya; sólo quiero que el viacrucis sea corto.

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