lunes, 12 de mayo de 2014

Filosofía Estelística



Todo mundo sabe que el día de las madres fue ayer. Y estoy lejos de ella, por lo que no tengo ni idea de qué hacer. La verdad, puedo comprar algo con la tarjeta crédito y que le llegue a domicilio a la casa el regalo. Pero como sé que a ella ese tipo de cosas tan 'primermundistas' no le gustan, prefiero más bien ahorrarme la platica (jaja) y hacerle una carta. Pero esta carta no va a ser igual a las demás cartas. Esta carta va a ser aquí, en este blog, delante de un montón de gente, para que vean entre otras cosas que soy un buen hijo, porque quiero que todo mundo lo sepa.

Mamá, la verdad me siento muy orgulloso de la filosofía que tú me has inculcado. Y no sólo de lo generalmente bueno, sino también las cosas que otra gente no soporta. Eso de que por ejemplo las mamás no deben dejarse de hablar nunca con sus hijos, o que los hijos le cuenten casi todo a la mamá, bueno, a esas cosas me refiero. Es por eso que no solamente nosotros tus hijos te usamos, sino también otra gente, bien sea para pedirte consejo, ayuda o cualquier otra cosa.

Estoy feliz que me hayas pegado de niño, y que seas medio-iracunda, porque jamás guardamos rencor el uno con el otro. Estoy feliz de que nos hables de sexo sin ningún miedo, ya que por ejemplo si nos violan o si nos pasa algo de ese estilo, te vamos a decir enseguida, y sé que nos defenderás en cualquier eventualidad. Me gusta que nos inculques además de valores, cierto aprecio por el dinero que muchos padres no inculcan. Me gusta que nos inculques lo de ver televisión, ya que el Internet es una porquería. Me gusta que me inculques de Dios, porque además de ser la manera más fácil de tener una intachable moral, siempre es bueno sentirse inferior a Alguien que está allá arriba.

Se que sin ti sería algún drogadicto, guerrillero, izquierdoso, rebelde, metalero, fumador de Pielroja o Dios sabe que más vainas, hubiera estudiado una carrera inútil, perdería todos los años de la universidad, y reconozco que yo no tengo casi que ningún mérito. Tú los tienes casi todos, porque aunque me duela aceptarlo, eres una madre perfecta y nunca te alcanzaré. Sin embargo, trabajaré por ser tu imagen y semejanza. Personas como tú hacen que otras personas sintamos vergüenza de ser como somos. Y no lo digo sólo por mí, sino por otra gente que sé que también pasa por lo mismo.

Mamá, te adoro, no sabes cuánta falta me haces, y quisiera que estuvieras aquí conmigo, aconsejándome, divirtiéndome con tus chistes de abuela paisa, o hablando simplemente, como hacemos todas las tardes a la hora del almuerzo. O simplemente ver el noticiero juntos. Esto de leer la revista Semana o recibir sólo noticias independientes en Facebook no es lo mismo.

1 comentario:

Diana López dijo...

Con qué cinismo se refiere a los isquierdosos, los metaleros, y las carreras inútiles.