martes, 25 de febrero de 2014

Gente que desaparece



Si hay algo que a mí me EMPUTA es que la gente venga, trate contigo lo más de chévere, y luego se desaparezca sin dar mayores explicaciones. Sí, no lo niego, hablo sobre 'posibles' relaciones sentimentales más no de nuevos amigos. Aunque quién sabe, de pronto entre 'nuevos amigos' también pase eso.

Pero sí, hay gente que tiene como costumbre desaparecer. A veces abogan el por qué se desaparecen, y a veces no. Responden largo tiempo después los mensajes. Pareciera que les aburre la gente a ratos, de manera más o menos bipolar, y no los entiendo. Porque eche, tratar con la gente es bacano, tener a la gente ahí siempre es bacano, y me cabrea que vengan unos HP's ahí a pretender pensar de manera contraria. Ni respeto, ni mucho menos comparto esa forma de pensar.

Está bien que de pronto uno se pelee con alguien y bueno, sepa las razones que hicieron que alguien se distanciara. Pero eso de irse sin explicar, me golpea el ego, y lo tomo como una de las peores ofensas. No les niego que inclusive fantaseo con sacar de 'las greñas' a esas personas de su escondite. Sin embargo, me aguanto de hacerlo porque evidencia un poquito de 'atravesamiento' que no me genera muy buena fama ante la sociedad.

No sobra decir que en el valor de la tolerancia está soportar hipócritamente este tipo de pensamientos. Aunque hay momentos que provoca decirles sus tres verdades a este tipo de gente, más qué se puede hacer, si están desaparecidos...

lunes, 3 de febrero de 2014

Idolatría a la indiferencia



Cuando se es alguien entregado a la gente se sufre. Es la conclusión que puedo sacar después de 25 años que llevo viviendo. El mundo, definitivamente, está hecho para los indiferentes. Y aunque se luchen contra los síntomas, como por ejemplo el bullying, si la indiferencia sigue reinando los problemas se van a seguir manteniendo.

En este mundo hay poca o nula preocupación por el otro. Cuando se habla, uno habla y habla de su propias cosas y jamás escucha a la otra persona. Cuando se quiere, se quiere de tal manera que se espera que el otro corresponda. Pero no se quiere por el otro, sino por uno mismo. Si el otro tiene un problema, sencillamente se abre, porque no sirve para nada y más bien está para ser servido. 

Por otra parte, la indiferencia plaga la cultura pop. Personajes como Daria generan admiración: personajes que la mamá les habla y ni la escuchan, que ven debajo del hombro a la hermana porrista; que ven debajo del hombro prácticamente a todo el mundo, y que bueno, hacen amistad con otra gente indiferente como porque les toca.

Si no dejamos de pensar que la indiferencia es cool, prácticamente nos vamos a hundir en un hueco sin salida. En un momento, nadie va a ayudar a nadie, ni siquiera dentro de su propia familia. Y sí, esto lo digo con un poco de melancolía, porque ver que la indiferencia reine, no da sino tristeza.