viernes, 18 de octubre de 2013

Hoy quiero hablar sobre nada



Así como lo oyen. No es lo más original, más es algo que se puede hacer en cualquier momento. La nada es un espacio vacío: no pasa nada, no se aspira a nada y no se espera nada. No es un estado melancólico ni mucho menos, es simplemente nada. Como la nada que los ateos tanto se empeñan en decir que hay después de la muerte, o esa nada que estamos casi seguros que hubo antes de nuestro nacimiento; digo casi porque la reencarnación siempre es una posibilidad.

Si hay un argumento donde los ateos y agnósticos ganan, es en la nada que hay antes de nacer ¿alguno de ustedes se acuerda de algo antes de nacer? ni siquiera nos acordamos de los primeros 4 años... y ahora nos vamos a acordar de vidas anteriores o posibilidades así.

La nada es siempre una buena opción. Sería delicioso que no existiera el cielo ni el infierno. Que como dice Michelotto 'el infierno se construya en esta vida' y que a todos, sean sacerdotes, violadores de niños, asesinos de la madre, estudiantes de maestría, damnificados, ricos, pobres, tacaños, generosos, malos buenos, nos espere el mismo destino, como si la vida se burlara de nosotros y nuestras buenas obras. Desde mi ignorancia les doy un consejo: no actúen bien por llegar al cielo, el mismo Jesús lo dice. Actúen bien hasta por conveniencia para ser sincero. Olvídense de las representaciones dantescas y sólo déjense guiar por la frase de Michelotto. En otras palabras: actúen bien para que todo les salga bien. Esa persona conveniente creo que luce linda ante los ojos de Dios y ante los ojos del mundo; se ganó los dos bandos.

La nada no es sólo eso ¿nunca han sentido que nacieron para nada? estoy seguro que aunque sean la chica de más pensamiento positivo sobre la faz de la tierra, alguna vez tuvieron un destello de nadaismo en sus cabezas. Yo personalmente, para evadir eso, soy muy exigente conmigo mismo y cuando me dicen que 'Dios tiene proyectado para mí algo grande', es porque espero ser un profeta como mínimo. Y si no, alguien digno de profecías de la Biblia. Lo sé, estoy loco, pero en mis esperanzas guardo que alguien comparta conmigo ese sentimiento. Mi llama de la 'razón para vivir' la enciende un deseo impetuoso y absurdo de ser pionero, de ser 'el más', de torcerle el rumbo de giro al mundo. Y si no lo logro, pues moriré agonizando pero siempre con un proyecto de vida en la cabeza, y de pie. Porque, no espero que en un maldita sea, muera postrado en una cama, enfermo, deprimido, cual One de Metallica, y con los proyectos a medio-hacer. Me pasará como la Gata, que dejará de comer porque su deseo de ser 'la más' en su campo se trunca por estar en la cárcel. Mi deseo no es propiamente ser un Gato, ni político, ni presidente, ni nada de eso, y mucho menos de terminar en la cárcel. De hecho, me molesta la idea de no saber en qué ser ese profeta, ese casi-mesías, ese capaz de moldear el mundo a su antojo, pero sé que debe ser en algo positivo y constructivo.

Puede que este ímpetu juvenil suene eterno, sin embargo, vean que la mayoría de viejos mueren con gusto...

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