miércoles, 27 de julio de 2011

La coquetería de las causas sociales

Advertensia (sí, con s. Y obvio, me estoy copiando de Mox): Si usted es una persona intolerante, o en su defecto una persona que defiende tanto la tolerancia que no tolera a los intolerantes, por favor le recomiendo no siga leyendo. Esta entrada está plagada de intolerancia que espero algún día pueda ser tolerada.


Dedicada a mi querido canino, Peter. Seguro ya ni se acuerda de mí ese hijuep...


Es común ver en los medio de difusión masiva, a cada rato, protestas a favor y en contra de todo. Protestas en Pacific Rubiales en contra de ... ni idea, protestas de jóvenes antitaurinos al frente de la Plaza de Toros la Santa María en contra de las corridas de toros, protestas a favor y en contra de la guerra en Irak, en fin: todo tipo de actividades que además de servir para el cambio social, también son clubes donde sólo los más aferrados al ideal pueden entrar.


Así como esas marchas, también se llevan a cabo actividades en contra del maltrato animal. Muchas veces más en contra del maltrato animal que en favor de los animales, lo cual me hace pensar que la verdadera implicación de esas marchas no es el amor por los animales sino el odio hacia los seres humanos que maltratan animales. La gente, en vez de preocuparse más por cuidar sus niños, quieren es ver a Garavito bajo torturas de toda índole, llevando a la conclusión que el odio definitivamente es más atractivo que el amor...


No sé por qué siempre que me entran ganas de comer pollo, termino viendo porno.

Últimamente, me imagino que para agregarles protagonismo, las marchas han visto en la desnudez una buena salida para captar adeptos. El hecho que la protección de animales dé excusas al mundo para desnudarse, en vez de despertar en mí esa alegría morbosa que cualquier hombre sentiría, lo que despierta es miedo. Sí, miedo: ¿es que acaso me van a juzgar por tenerle miedo al cuerpo desnudo de una activista? Mentiras, ustedes que me conocen saben lo nervioso que soy.

Me imagino esta situación hipotética: Se llevará a cabo, este sábado 6 de agosto una manifestación en favor de los perros callejeros. Muchas mujeres saldrán desnudas y sucias de lodo a las calles, diciendo que su desnudez representa que las pobres criaturas no tienen un hogar, y que el lodo representa la suciedad de vivir en la calle. Enseguida veo la noticia me acuerdo del sitio que queda por allá por la Bomba El Amparo, que presenta un show de chicas en el lodo. Sí, yo sé, no me juzguen, soy hombre.

Siendo sincero, el sentido filosófico de la desnudada de esas viejas me vale pito. Esto no quiere decir que los perros callejeros me valgan pito. No puedo ser tan desalmado; o si no díganme ¿cómo hago para tener hijos y regar mi descendencia diciéndole a toda mujer que me encuentre que me encanta encender a patadas a los perros callejeros?

Volviendo al tema de las desnudadas: seguramente una marcha nudista por la Séptima, aquí en Bogotá provocaría en mí ganas de morbosear un poco. Iría con mis binóculos, para ver en HD lo que me interese. Lo malo es que esos activistas son GENTE PELIGROSA. Es gente muy aferrada a sus ideales, así como el noruego Anders Behring Breivik, gente que si se entera que te gusta ir a las corralejas te toman desprecio o hasta de pronto te mandan a matar. Porque el colombiano, sea alguien del común o alguien que se cree inteligente por llevar botones de Iron Maiden y Sex Pistols en una chaqueta de jean raída, es violento y le tiene odio a todo lo que no se le parece. ¿No ven? yo siendo colombiano ya le cogí odio a esa gente, y por qué no, sería interesante meterlos en un campo de concentración. 

Seguramente si una de esas viejas de la marcha me pilla mirándole su twat por los binóculos, me demanda entonces por acoso sexual. A lo cual respondería diciendo que fue ella por marchar desnuda quien provocó en mí el instinto animal del sexo. Ahí la cosa se pone peor, porque luego ella me demanda por coartar cu libre desarrollo de la personalidad. Me pasaría algo similar al pobre policía gringo que, por dar un buen consejo a una mujer víctima de violación, le dijo que no utilizara ropa escotada que mostrara mucha piel (y cuando digo pobre, no estoy siendo sarcástico, en serio me duele que le pase eso al pobre señor).

Seguramente mis amigas y conocidas más liberales se molestarán con algunas de las cosas que dije aquí. Pero  la idea es ser tolerantes con todo tipo de ideas ¿sí o no?

sábado, 23 de julio de 2011

¿Qué carajos es socializar?

(Basado en el libro Ética para Amador de Fernando Savater.)

Bien decía un usuario de YouTube que "Las opiniones son como los culos: cada quien tiene el suyo y todos apestan". Así pasa cuando a alguien se le pregunta sobre cómo se debe vivir en sociedad: Cada quien emitirá su opinión, inclusive añadiéndole babosadas inimaginables a la respuesta que salen a flote como nuevas teorías que no se han podido probar. Y yo no soy la excepción obviamente: Aquí estoy en estos momentos emitiendo una opinión que como todas las demás apestan, y además produciendo una paradoja con ese mismo postulado, paradoja la cual ignoraré para no perder el hilo de este asunto.

Comenzando por aquí, vemos que socializar definitivamente es vaina difícil. Y las paradojas surgirán y surgirán cada vez que intentemos adentrarnos en el mismo temario. ¿No séra por eso que para los nerds socializar es más difícil? ¿no es querer tratar el acto social con la lógica algo que siempre va a terminar reducido a una simple paradoja inaccesible? ¿o seremos algún día capaces de poder cuantificar el "grado de sociabilidad" de una persona, así como se ha podido a rastras cuantificar la inteligencia?

¿Cuantificar la inteligencia? Saldrá unos instantes después una mujer, apartando la mirada fija hacia su BlackBerry, para afirmar con total displicencia:

"Mi vida, ¿es que acaso han podido cuantificar la inteligencia emocional?. Nosotros no somos máquinas, y que yo lleve una buena relación con mi novio no creo que se puede decir en un numerito"

El sitio queda de repente en silencio, y la muchacha sigue entonces en su cotidianidad del BlackBerry, fingiendo no prestar atención a las estupideces que los hombres dicen en su borrachera. Yo sé, les mentí: he girado hasta el momento el tema sobre la dichosa paradoja y no me he concentrado en lo realmente divertido, que es enumerar comportamientos sociales, correctos o no, normales o no, aceptados o no, pero que innegablemente son chistosos.

Nunca ha faltado en una conversación típica de la plaza de San Diego o del Chorro de Quevedo, diferentes costumbres que en otros países la gente tiene y que para nosotros son rarezas. Que los japoneses cuando van a defecar suben los pies al inodoro y lo hacen aghachados. Que en no se qué país, las mujeres que ya no son vírgenes se deben tapar la cara porque no deben mostrar su rostro impuro. Que los judíos no comen cerdo porque Dios se los prohibió en el Antiguo Testamento, que los de India consideran sagradas a las vacas, y otras miles de cosas que si nos ponemos a enumerar nunca terminamos de escribir.

Así como en todo el globo terráqueo se ven diferentes tipos de costumbres, uno puede ir reduciendo el dominio (sí, yo sé, soy un ñoño y nunca voy a conseguir novia) y ver que todavía en Latinoamérica difieren mucho las costumbres. Y si uno lo reduce más, en Colombia cada región tiene sus costumbres, su hablado, sus cosas que detesta y sus cosas que ama. Entre costeños se aguantan la conchudez, y entre rolos la indiferencia, pero cuando ambos defectos se cruzan, ahí vienen los problemas.

Reduciendo aún más, llegamos entonces a las ciudades, los barrios, las familias, y por último las personas. Cada persona es un mundo, como dicen, y cada quien tiene sus repelencias. Los amigos no son más que gente que te ve soportable, y ténganlo por seguro que muchos de esos amigos que uno tiene en el momento, están buscando la manera de zafarnos con la mínima excusa, o la mínima equivocación.

Socializar es un ejercicio mayoritariamente de memoria. Es algo similar a aprender la pronunciación de las palabras en inglés: cada una tiene su propia pronunciación, y no siguen ningún patrón repetitivo. Si hacemos un símil más descarado, si socializar fuera un lenguaje sería el más afonético de ellos. Sería el más caprichoso; sería un lenguaje que todo mundo detestaría aprender. No como el alemán, que aunque intimide con sus palabras compuestas y largas, es un lenguaje en el cual cada letra tiene su sonido. Claro, yo sé, se me nota mi actitud nerd hacia la vida. Y obvio, la novia nunca llegará si le digo que prefiero el alemán al inglés, y que el inglés me parece una porquería de lenguaje, ustedes saben, lo afonético.

Por eso, si llego a una fiesta donde no conozco a nadie, debo actuar de una manera. Si estoy con mis amigos de confianza debo actuar de otra, un poco más desinhibida, pero teniendo en cuenta que de pronto llega el otro amigo ocasional que no gusta de algunas cosas que yo me moriría por hacer pero no puedo. Si almuerzo con gente que conozco puedo decir que quiero corrientazo en Puerto Arepa (o Arepa Policía), pero usualmente el uniandino común se la pasa en Pizza Paloma, en Wok y Parrilla o en la Gasolinería (huevón ♪), y le daría ganas de vomitar de sólo pensar comer en el Toro o en Arepas y Carnes una buena bandeja paisa. 

Posiblemente hasta mienta: un uniandino común no sale del circulito de 3 cuadras que rodea la universidad, y nunca se ha deleitado con los placeres de almorzar en la 19. Yo creo que ni siquiera saben que Kokoriko  tiene una promoción de 3 hamburguesas por 10 mil pesos. En mis adentros, cuando veo que la gente se pregunta si es mejor una Pizza o una hamburguesa, sabiendo que mi mamá me va a cantaletear si como eso (y yo tampoco quiero comer ese tipo de comida), fluyen ganas de decirles a todos:

"¡Nojoda no sean huevones! ¿Acaso sus mamás no les enseñaron que una pizza o una hamburguesa de almuerzo no es bueno? ¿sus mamás saben que comen así de mal? ¡Por Dios, vamos a comer algo bueno: hoy hay frijolada allá en arepa policía!"

Pero la maldita sociedad nos dice que ese tipo de comentarios debemos callarlos por nuestro bien. Que si estamos en una empresa y nos comportamos así nos echan y blablabla.

¿Qué me dicen de la etapa más difícil para llevar a cabo esto? La pre-adolescencia claro. Uno niño que sólo pensaba en corretear sapos con bolsas derritiéndose, en jugar al escondido y cascar a los demás pelaítos si nos hacen trampa, en partirles el dominó a los vecinos si nos la quieren aplicar, etcétera. Ahora, ya teniendo 12 o 13 años, viene una huevoncita mucho más alta que uno (pero con la misma edad) y dice: bobo, tu no sabes que quemar sapos es malo. Realmente no queda más remedio que quedar destrozado, en una silla aparte, llorando de la impotencia, al darse cuenta que en la sociedad posiblemente no se va a encajar de buena manera.  

Seguro han habido niños favorecidos que llevaron un "ángel de la guarda social" siempre a sus espaldas, cuyos comportamientos en su adolescencia siempre terminaban pegando, y además los demás los imitaban.
Pero otros, sencillamente salieron poco favorecidos y tenían que componer a los trancazos vainas que aunque  suenen muy lógicas no son las que se hacen normalmente en un círculo estudiantil.

Veamos algunos ejemplos: Te gusta una niña del Facebook; ¿qué dice la lógica? pues agrégala; ¿que dice la sociedad? no la agregues. ¡Vaya contradicción!. Otra: Tu novia quedó embarazada pero tú no quieres vivir con ella ni casarte; ¿qué dice la lógica? pues dile que ella no te gusta y dale la plata que le tengas que dar por el pelaíto no deseado, ¿qué dice la sociedad? cri cri cri (sonido de chicharras)

¿Vieron entonces lo que pasa por querer imprimirle lógica al asunto de socializar? Inclusive hay otras situaciones donde es más difícil la decisión. Remóntense a una edad de 12 años y acuérdense, en ese momento en el que probaron por primera vez el cigarrillo. Mi recuerdo es vívido: Había ido con mis vecinos a una fiestica típica de esa edad, y todos nos reunimos en ronda (como 6 manes o más) a fumar X-tra. 



¿Qué pensamientos se les vino a la cabeza cuando uno de esos muchachos, el de 14 años el cual por ser más grande infringe miedo, les ofrece cigarrillo? ... Uy mi mamá me va a matar, eso es malo, eso envicia, uy no qué asco ahí hay saliva de 6 manes, cómo me quito el tufo si ya no hay manes vendiendo mentas, será que esa pelaíta que está buena me habrá visto, será que me invitarán a más fiestas de estas porque yo creo que ya es hora de conseguir novia. En fin, un caudal de cosas raras; las dichosas maripositas en el estómago, no las sentí más fuertes sino en ese primer contacto con un cigarrillo, sea de canela o sea un Boston Light.

La decisión de fumar o no fumar en esa ronda es cuestión personal. Yo sí fumé ahí, un solo "plon" (como dicen acá en Bogotá), lo que me pregunto es ¿El sí haber fumado será que modificó radicalmente mi futuro de ahí en adelante, afectando mi presente?