Un día que yo me estaba viendo El Man es Germán, éste personaje expresó una frase que es la hora y no la olvido: llamó a su mejor amigo, Frito, un hombre de mundo. Según veo, para Germán un hombre de mundo es un hombre el cual ese arte de ser el macho alfa no le fluye con mucha soltura. En otras palabras, pareciera que es uno de esos hombres que está condenado a largos veranos y cortas primaveras, que es juicioso, responsable, demasiado buena gente y que se deslumbra cuando cualquier hembra, así sea una escoba con patas, le presta un mínimo de atención.
Así como Frito somos muchos. Y aunque la naturaleza así no lo quiera, de alguna manera lograremos reproducirnos, para que en la generación siguiente haya también la misma (o mayor) cantidad de hombres de mundo. Porque no sería justo para los pobres hombres de mundo de la generación siguiente, que su número sea menor y por ende empiecen a ser minoría. El mundo tiene que entender que nosotros los hombres de mundo seremos siempre mayoría, sea que a la naturaleza le guste o no le guste ese hecho.
No sólo hay hombres de mundo, también hay mujeres de mundo. Me he puesto a pensar qué será de la vida de una mujer de mundo, estudiante de enfermería, gordita, con hijuemil amigas mujeres y sólo un amigo (que por cierto es marica), que está pensando otra vez ir a la peluquería, a hablar con las mismas viejas de siempre que hipócritamente la quieren. Anhelando que en cualquier momento cualquiera de esas "hembrotas" amigas de sus amigas la saque a rumbear para conseguirle alguno de los hombres esos típicos rubios, bronceados, con buenas piernas y que juegan fútbol, así como ella lo desea.
2 comentarios:
Interesante el artículo, buena primo.
no es que a la naturalea le guste o le disguste este hecho, serán necesarios para que en la naturaleza haya equilibrio? si as{i es, la naturaleza no sería injusta? y podríamos hablar de la naturaleza como algo independientemente de nosotros mismos? necesito comer algo...
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