Este es el talón de aquiles del cristianismo. Y esto debido a nuestras intrínsecas diferencias.
Ni siquiera todos somos iguales, de hecho todos somos diferentes. Ni siquiera todos estamos al mismo nivel. El ser humano, tristemente, tiene "niveles" para cada cosa, y no somos iguales, por ejemplo, en humildad o en riqueza espiritual. Hay siempre alguien "más" que el otro, incluso más inteligente que Einstein.
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