lunes, 14 de abril de 2014

El rechazo



Las personas siempre veo que insisten en evadir una idea bastante perturbadora: el ser rechazados sistemáticamente en sus vidas. Siempre justifican el rechazo con excusas como 'es que no me valora' o es que 'la otra persona es mala'. Esto muestra en realidad una exarcerbada cobardía ante la terriblísima idea de estar condenados al mismísimo infierno en vida, es decir, al rechazo sistemático.

Y es que no crean, habemos personas (y cuando sigo habemos, que es tremenda patada en las bolas a la ortografía, es porque me estoy incluyendo) que hemos vivido con el rechazo cual si fuera nuestro amigo más fiel. Si de algo me puedo jactar aquí, y me da el derecho de decirles en su cara que son unos n00bs, es en qué tanto conocen y saben lidiar con el rechazo. Así que ustedes, principiantes, bebés, es hora que aprendan del maestro. 

Me parece que las personas deberían tener herramientas psicológicas (y psiquiátricas, por si acaso) más fuertes para asumir el rechazo, y no sólo un rechacito de esos huevones, como por ejemplo que se dejaron y quedaron de amigos. No, cuando digo rechazo, me refiero a rechazos que sólo verdaderos machos pueden lidiar: el desamor de un hijo, ser echado de alguna fuerza militar después de 19 años de servicio (sí, uno menos que los 20 necesarios para la pensión), un divorcio después de un matrimonio de 15 años o lo que es peor, ser rechazado sistemáticamente por las mujeres o ser echado de todos los trabajos que uno tiene.

No sé si las auto-mentiras, o como son conocidas popularmente, los 'pajazos mentales', son una verdadera estrategia para lidiar con el rechazo. Seguramente decirse a uno mismo 'tú vales mucho, blablabla, el otro te rechazó porque no te valora blablabla' resulta una buena medida para contrarrestar el susodicho 'sentimiento de culpa' que en esos casos se exacerba y llega a límites a veces insoportables para el ser humano. Sin embargo, y sin ninguna intención de contribuir, es hora de que se integren otras estrategias adicionales para lidiar con el tan temido rechazo.