Usualmente cuando se habla de besos robados, se piensa en algo muy romántico: una pareja que se ama mucho y que de repente, sin ninguna razón y por iniciativa de alguno de los dos se dan un beso. Sin embargo, los verdaderos besos robados no son así. La magia de un beso robado está en que sea una experiencia desagradable para ella. La mayoría de las veces es ese beso olvidado, que ninguna mujer se lo cuenta a sus amigas de la vergüenza, esos que desaparecen en el pasado y que se niegan vehementemente.
Es una verdad un poco ruda, pero un beso robado no debería terminar en una hermosa relación, sino en ese típico capítulo que el hombre repite a todos sus amigos y que la mujer esconde con todo su ser. Esos que después del beso, se continúa con la cachetada o con el guayabo emocional de haberlo aceptado.
La verdad, me muero por vivir esa desagradable experiencia, ya que un beso así, robado y luego rechazado, nunca lo he tenido. Varios me la han contado y se ve tremendamente excitante.