Si hay algo que cualquier hombre teme que le pase, y en especial yo, es ser tildado por la sociedad como unrompecoyas. Y como ya sé que los que me leen no son todos costeños, pongamos en contexto qué es ser un rompecoyas, para facilidad de todos.
Coya, según la real academia del costeñol, es una vieja bandida, perra o fácil. Siempre en los colegios femeninos o mixtos, se encontrará un especimen de éstos, y usualmente son bien sabidas sus andanzas. Como originario de Cartagena, y portador de unas costumbres para muchos algo retrógradas, podía identificar más o menos a simple vista quiénes eran las coyas, aunque no compartiera ni un segundo de mi vida con ellas por hacer parte de los pelaos bobos del colegio, los que andaban entre puros manes o con mujereres feas que ni una oportunidad tenían, y por lo tanto les quedaba imposible hacer parte del mundo de las coyas.
Con respecto a esta palabra, en Cartagena fue muy sonado un tiempo (y quién sabe si ahora, yo qué sé en que andan los colegiales en estos momentos...) un foro llamado Asocoyeros. En este foro se habla más que todo de quiénes son las viejas perras de los colegios y hasta de las universidades, quiénes son los manes más perros, entre otras cosas. Ha sido un dolor de cabeza para los colegios ya que ahí, con mucha facilidad, se podía hacer el llamado cyberbullying, cosa que ahora resulta muy fácil creando un grupo en Facebook que se llame "Los que creen que Juanita es una coya".
Ya poniendo en contexto el término coya, un rompecoyas sería entonces un hombre al cual le gusta andar detrás de las coyas; más especificamente quien cae rendido ante los pies de una de estas damas. Es verdad que uno, de pronto por cosas del desespero, vea una coya como una salida fácil al verano eterno, pero eso muestra en realidad falta de amigos, hermanos o padres que lo guíen a uno espiritual y moralmente. Si yo llego a ser papá intentaré no dañarle la vida amorosa y sexual a mi hijo, pero si lo llego a ver con una vieja que se mande fama de coya, lo amarro a la cama y no lo dejo salir.
Es posible que en los últimos tiempos, debido al auge de la liberación femenina, pero no tanto como liberación sino inclusive como imposición de un matriarcado, las mujeres creen que entre más perras sean, más mujeres son. Ahora no está de moda sino de hablar de masturbación femenina, squirting, viejas que muestran sus tetas para decir lo libres que son, mujeres asesinas, mujeres caníbales, mujeres dictadoras, mujeres cachonas y blablabla. Esto hace que nosotros, los hombres, querámoslo o no, cambiemos un poco de parecer, y dejemos de pensar ya en la mujer casta y virgen, que no voy a negar, mi papá me dijo que tenía que conseguir. Está bien, seré un hombre razonable y diré que es absurdo conseguir una vieja así, y que además una vieja así de casta sería una idiota disfrazada. Sin embargo, a las pobres mujeres sí les toca controlar un poco sus impulsos. No es que este mundo sea machista, pero nosotros somos el 49 y ellas el 51.
Así que bueno, a menos que estén dispuestas a que su hombre sea una zanahoria o un pepino, deben dejar a un lado sus ideales de liberación femenina y más bien centrarse en dar una buena imagen, tal que los hombres las quieran para su mujer de toda vida, y no sólo para un ratico. Se diga lo que sea, las mujeres perras muy pocas veces consiguen un gringo millonario y bobo que se fije en ellas sin ningún titubeo.