sábado, 30 de octubre de 2010

Machismo Feminismo Mascotismo Despotismo


Vuelvo a escribir luego de mucho rato de ausencia. Déjenme entonces revolotearme en mi falsa creencia de que, ustedes, lectores (o amigos imaginarios más bien) esperaron con ansias mi nueva nota.
Muchos dicen por ejemplo, que prefieren vivir en una mentira llena de felicidad que en una verdad llena de tristeza, y ese es el caso de muchos de nosotros. Ahora que la moda en todas partes es buscar la felicidad plena y "reducir el estrés", no hay nada más eficaz que la mentira, el engaño y la ignorancia para eso: Yo siempre confío en los consejos de Lisa Simpson.
Ok, el título de la nota esta vez trato de que sea un poco artístico, como si este blog en vez de llamarse Los pecados -blablabla- queridos, se llamara "a vuestros seres queridos les encanta ver pec-arte" lo cual no sería mala idea para un blog alterno en el que se recojan escritos de índole más, por decirlo de alguna manera, cool y que se reciten cuando un amigo (o yo, por qué no) desee seducir a una chica (o como dice movistar ¿por qué no una amiga a un chico?).
Como primera cosa, hay que decir que en esta viña del Señor hay un sinfín de gente, y cada una de estas gentes tiene características que nos provocaran a nosotros un aire de repudio o de simpatía, aunque no los conozcamos. Haciendo un paralelo a una señal cualquiera, no sé, de la velocidad de un anemómetro (típico ejemplo pendejo de la academia) vemos que la señal, aunque tenga las formas más extrañas, se supone que se puede dibujar a punta de senos y cosenos. Así mismo, como una "suma infinita de funciones perfectamente oscilantes" se puede describir la personalidad del ser humano.
Pero antes de empezar a hablar de cómo formar la personalidad de alguien, he tenido hartísimas ganas de publicar una nota sobre pares de refranes contradictorios que usualmente decimos para referirnos a cualquier situación. Obviamente, ya hay bloggeros desocupados como yo que se han tomado la molestia de hacer el trabajo y conseguí unas joyitas:
- "El que persevera alcanza" vs. "Tantas veces cae la gota al cántaro hasta que lo parte"
- "Al que madruga Dios lo ayuda" vs. "No por madrugar amanece más temprano"
y unos míos:
- No hay mal que por bien no venga. vs. Una desgracia nunca viene sola.
- Los caballeros no tienen memoria. vs. Quien no se acuerda de su historia está condenado a repetirla.
- De las carreras sólo queda el cansancio. vs. Vive todos los días como si fuera el último.
Eso muestra la frágil realidad que nos pinta la dichosa "sabiduría popular" y lo que los otros seres humanos no quieren pintar como correcto en el campo de la socialización. Definitivamente parece que encerrar las actitudes sociales de alguien en correctas/incorrectas no se debe hacer, inclusive sabiendo a priori que al estar afirmando algo sobre el comportamiento social estoy cayendo en un una contradicción contra mi propio postulado.
En fin, a lo que quería llegar era que las señales esas de Fourier constan de una sola señal afrecuencial (¿esa palabra existe?) y varias señales más con frecuencia. Por ejemplo, ya con este símil tan mal hecho podemos deducir que todas las mujeres tiene una señal con período 28 días que se llama menstruación (o monstruación como le dicen algunos). Eso influye en la señal que uno está tomando en un momento determinado de esa persona. Y por ende, se supondría con esto que como yo soy en parte un raro bipolar, creo que todo mundo mueve su personalidad a merced de unas señales periódicas, siendo yo el único que realmente es así.
Los dichosos “refranes contradictorios”, en una conexión casi que imposible que la Transformada de personalidad, evidencian el hecho que nuestra razón social, es una cosa que va y viene, como el hambre, la sed, cómo nos vestimos hoy, y por qué no: hasta nuestra felicidad.
No quería hablar de eso más, por lo que decidí dar corte abrupto a ese tema y seguir con otro de mayor interés: y es el de describir a un tipo de gente que ahora se pone más de auge que nunca. Unas especies de neofeministas que nos acosan cada vez en la música que escuchamos, en la radio, en la televisión, en los bailes, en el colegio, en los libros que leemos, en las noticias de política y hasta en los partidos de béisbol que ven los viejitos barranquilleros.
Seguramente no saben quiénes son, incluso conociéndolas. Pueden ser sus amigas, sus novias, la vieja que se comieron anoche, o hasta su mamá. Sí, son esas mujeres que quieren que sus maridos no les peguen, estilo Marbelle, pero que les encantan los militares y la mano dura.
El feminismo, después de pasar de ser una pendejada donde las mujeres se afeitaban para que les saliera barba y estudiaban ingeniería mecánica para parecer verdaderos machos como nosotros los mecánicos, ahora pasó a ser una pendejada mayor donde reclaman que las dejen jugar primero en la mesa de ping-pong, y que aunque gusten de encender a cantaleta a todo el mundo, no reconocen que su cantaleta fácilmente (y con toda justicia) puede terminar en una cachetada.
Yo sé, soy un malparido guache, pero prefiero mil veces que una mujer sepa de antemano que en la defensa de sus derechos hay que luchar, y literalmente, para que las respeten. Y si lucha equivocadamente también lleva. Si su marido les pega, y no trabajan ni un carajo para auto-sostenerse ¿qué otra solución sino dejarse pegar, o intentar devolver el golpe?
Está muy de moda hablar de los maridos que golpean a sus mujeres, pero poner ese tema de moda no es suficiente: Toca inculcar en las mujeres una forma completamente diferente de ver el mundo, que buen marido no es el que más les gasta sino el que más las deja ser lo que ellas quieren. Inclusive, ya llega a ser banal ese hecho que les “den la posición que merece”. Lo que más importa, a fin de cuentas, no es la posición ni qué tan perra o tan respetada la gente crea que es una mujer, sino cómo maneja cada una la libertad que Dios les da.
Estaré pendiente por profundizar este tema, y hasta aquí escribo, para no aburrirlos con una nota muy larga. La próxima nota se llamará Temas de moda por lo que se la pueden ir pintando.